viernes, 16 de enero de 2009



Cómo decir de pronto: tómame entre las manos,no me dejes caer. Te necesito: acepta este milagro.Tenemos que aprender a no asombrarnosde habernos encontrado,de que la vida puede estar de prontoen el silencio o la mirada.Tenemos que aprender a ser felices,a no extrañarnos de tener algo nuestro.Tenemos que aprender a no temernos y a no asustarnos y a estar seguros.Y a no causarnos daño.


Quiero llevar tu sello, estar marcadacomo una cosa más entre tus cosas.Que las gentes murmuren: allá pasa,allá va la feliz, la señalada,la que lleva en el rostroesa antigua señal de risa y lágrima,la cabellera derramada y viva,toda ella una antorcha y toda llama,musgo de eternidad sobre sus hombrosresplandeciendo así, como una lámpara.A mis pies, un rumor de muchedumbrese irá abriendo en canal, como una calle.No me importa que digan:esa mujer que escapa como ráfagaque no vé fuera de su sangre, nada,que ya no escucha fuera de sus voces,que no despierta sino entre sus brazos,que camina sonriendo,esa mujer que va segando el aire,la boca contra el viento,le pertenece toda como un libro,como el reloj, la pipa o el llavero.Como cualquier objeto imprescindibleque es uno mismo a fuerza de ser nuestro.Quiero que todos sepanque te quiero:deja tu mano, amor, sobre mi mano,sobre mi corazón, deja tu sello.




Besos que pronuncian por sí solos la sentencia de amor condenatoria, hay besos que se dan con la mirada hay besos que se dan con la memoria. Hay besos silenciosos, besos nobles hay besos enigmáticos, sinceros hay besos que se dan sólo las almas, hay besos por prohibidos, verdaderos. Hay besos que calcinan y que hieren, hay besos que arrebatan los sentidos, hay besos misteriosos que han dejado mil sueños errantes y perdidos. Hay besos problemáticos que encierran una clave que nadie ha descifrado, hay besos que engendran la tragedia, cuántas rosas en broche han deshojado. Hay besos perfumados, besos tibios que palpitan en íntimos anhelos, hay besos que en los labios dejan huellas como un campo de sol entre dos hielos. Hay besos que parecen azucenas por sublimes, ingenuos y por puros, hay besos traicioneros y cobardes, hay besos maldecidos y perjuros. Judas besa a Jesús y deja impresa en su rostro de Dios, la felonía, mientras la Magdalena con sus besos fortifica piadosa su agonía. Desde entonces en los besos palpita el amor, la traición y los dolores, en las bodas humanas se parecen a la brisa que juega con las flores. Hay besos que producen desvaríos de amorosa pasión ardiente y loca, tú los conoces bien, son besos míos inventados por mí, para tu boca. Besos de llama que en rastro impreso llevan los surcos de un amor vedado, besos de tempestad, salvajes besos, que sólo nuestros labios han probado. ¿Te acuerdas del primero... ? indefinible; cubrió tu faz de cárdenos sonrojos y en los espasmos de emoción terrible, llenáronse de lágrimas tus ojos. Te acuerdas que una tarde en loco exceso te vi celoso imaginando agravios. te suspendí en mis brazos... vibró un beso, y que viste después...? Sangre en mis labios. Yo te enseñé a besar: los besos fríos son de impasible corazón de roca, yo te enseñé a besar con besos míos inventados por mí, para tu boca.

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